La Catedral y Giralda
de Sevilla
La Catedral y Giralda de Sevilla
Construida en el siglo XV es el templo cristiano, en gótico decadente, más grande del mundo. Su nombre real es Santa María de la Sede.
Está declarada como Patrimonio de la Humanidad desde 1987 y es uno de los más visitados de la ciudad de Sevilla.
Está enclavada en los terrenos que ocupó, antaño, la Gran Mezquita de Sevilla, que estuvo reconvertida al culto cristiano tras ser la ciudad conquistada por Fernando III “El Santo”.
Se iniciaron las obras de su construcción en el año 1401 tras aquella reunión en el Corral de los Olmos de las fuerzas vivas de Sevilla pronunciándose aquella célebre frase: “Hagamos una iglesia tan hermosa y tan grandiosa que los que la vieren labrada nos tengan por locos”.
Aunque se comenzó a construir entre el año 1401 y 1402 no existe una constancia de documentos que nos hablen de este inicio de obras hasta 1433 sobre la vieja mezquita aljama, de ella se conservan en la actualidad dos partes muy emblemáticas como lo son el Patio de los Naranjos y la Giralda, otro de los monumentos más visitados de Sevilla.
De sus constructores sabemos algunos de los nombres, y hombres, que participaron en la edificación como lo fue Charles Galter –también llamado maestre Carlín- que como buen maestro cantero provenía de la zona de Normandía en Francia y tenía una gran experiencia en la construcción de grandes catedrales.
Llegó a la ciudad tras dejar su país debido a la Guerra de los Cien Años y se ha conocido que en el mes de octubre de 1506, el día 10, colocó la última piedra en el cimborrio de la Catedral, aquella piedra que ponía fin a la construcción.
De esta forma se conoce la fecha de finalización (1533) y el inicio, aunque dudoso, se estima que fue a inicios del siglo XV.
En 1755 viene a ocurrir que el terremoto de Lisboa afecta a la construcción y se produjeron desperfectos menores.
Para solventar todos ellos intervinieron en la reforma y reconstrucción los arquitectos Diego de Riaño, Martín de Gainza y Asencio de Maesa al igual que, relacionado con el conjunto, Hernán Ruiz que trabajaba en el segundo cuerpo de la Giralda.
Las dependencias catedralicias se concluyeron en 1593 como también los remates de la catedral.
Igualmente importante en la construcción de la catedral, en sus adornos, en la simbología oculta, interviene decisivamente Lorenzo Mercadante de Bretaña que deja una serie de pistas en las puertas donde interviene con un mensaje por descubrir.
Los periodos de la Catedral
Fue el califa almohade Abu Yacub Jusuf quién manda edificar la gran mezquita en Sevilla, entre abril de 1172 y marzo de 1198, quedó oficialmente inaugurada el 30 de abril de 1182 siendo llevadas a cabo dichas obras por el arquitecto de origen andalusí Ahmad Ben Baso al que se deben los palacios de la Buhaíra en Sevilla.
Se cuenta de aquella mezquita que tenía una planta de 113 x 135 metros y con una superficie de más 15.000 m², 17 naves con arcos de herradura y un hermoso patio, de ello se mantiene el Patio de los Naranjos con su puerta de acceso, cristianizada, que es la Puerta del Perdón.
Tras el periodo almohade encontramos el mudéjar, que va desde el año de la Reconquista en 1248 a 1401. La mezquita pasó a ser “mezquita mayor” consagrada al culto cristiano.
En la Catedral se encuentran los restos de reyes como Fernando III “El Santo”, Beatriz de Suabia así como su hijo el rey Alfonso X “El Sabio”.
Durante un siglo y medio funcionó la mezquita como catedral hasta que su mal estado de conservación y las epidemias que asolaron a la ciudad aconsejaron la construcción de un gran templo.
Es la tercera etapa de la catedral, el tercer periodo, cuando aquel famoso 8 de julio de 1401 cuando entre autoridades y canónigos se dijo la referida: “Hagamos una iglesia tan hermosa y tan grandiosa que los que la vieren labrada nos tengan por locos” y, según el acta capitular, tan magna construcción debía ser “una tal y tan buena, que no haya otra su igual”.
El proyecto catedralicio corrió a cargo del maestro Alonso Martínez, continuada por el maestro de obras Ysambarte y el francés Carlín.
La Catedral ha sufrido daños a lo largo de su Historia, como el ocasionado el 28 de diciembre de 1511 cuando se colapsó uno de los pilares y se cayó el cimborio que cubría el crucero, el arquitecto Juan Gil de Hontañón, siguió los trabajos y también la línea estilística diseñando una nueva cúpula finalizada en 1519. El cimborio se vuelve a caer 370 años más tarde, el 1 de agosto de 1888 siendo reconstruido por el arquitecto Joaquín Fernández.
Del periodo renacentista, en 1528, tenemos la Sacristía mayor, la Sala Capitular y la Capilla Real y se finalizó la Sacristía de los Cálices y las Capillas de los Alabastros. Aquí se ubican nombres como los de Diego de Riaño, Martín de Gainza, Asensio de Maeda y Hernán Ruiz.
Del periodo barroco, entre 1618 y 1758, se tiene la iglesia del Sagrario obra de Miguel de Zumárraga enmarcada en la catedral pero independiente de esta.
De estilo neoclásico tenemos dependencias en el templo, mirando a la zona de la avenida de la constitución y el Archivo de Indias. La Catedral tenía una serie de edificios anexos que se derribaron entre 1762 y 1797.
También tiene una parte neogótica, que va desde los años 1825 a 1928, aunque se procuró mantener su estilo y respetar el gótico decadente de su construcción. En etapa destaca la labor del arquitecto Demetrio de los Ríos en 1866 y que es visible en la misma. Adolfo Fernández Casanova, entre los años 1895 y 1917 concluyó las puertas de la Concepción y la de San Cristóbal o del Príncipe.
Como dato curioso decir que en el Monasterio de Bidaurreta de Oñate (Guipúzcoa) están los planos de la Catedral. Existía otra copia pero se quemaron en el incendio de San Lorenzo del Escorial.
En la Catedral el Cabildo Metropolitano mantiene la liturgia diaria así como importantes festividades tales como la del Corpus con el baile de los Seises, la Inmaculada y la Virgen de los Reyes que coincide con la onomástica de Santa María de la Asunción o de la Sede.
En la catedral de Sevilla también hay un tesoro y tallas de importante valor artístico así como los restos de Cristóbal Colón, descubridor de América en 1492.
Las Puertas
Son muy destacadas las portadas como la del Bautismo, del siglo XV obra de Lorenzo Mercadante de Bretaña. La Portada de San Miguel o del Nacimiento son de Lorenzo Mercadante de Bretaña y su discípulo Pedro Millán. Es una puerta conocida porque es por donde entran las hermandades en la Semana Santa, otro de los atractivos de la ciudad.
La Portada principal o de la Asunción del siglo XIX obra de Jovellanos y Ricardo Bellver entre 1877 y 1898.
La Puerta de San Cristóbal o del Príncipe es de 1887, proyectada por Adolfo Fernández Casanova y terminada en 1917, el primer diseño es obra de Demetrio de los Ríos. Igualmente la Puerta de la Concepción da al Patio de los Naranjos, diseño de Demetrio de los Ríos y acabada por Adolfo Fernández Casanova en 1895, respeta el estilo gótico decadente.
La Puerta del Lagarto da al Patio de los Naranjos y se llama así por un “curioso” lagarto colgado del techo junto con otros detalles que tienen mucho de simbólico y poco de ornamental.
La Puerta del Sagrario es de Pedro Sánchez Falconete de finales del XVII y da a la iglesia del Sagrario.
La Puerta del Perdón tiene ese acceso al Patio de los Naranjos desde la calle de los Alemanes pertenece a la antigua mezquita visible por su arco apuntado de herradura. Las esculturas son del escultor Miguel Perrin que también interviene en la Puerta de Palos o de la Adoración de los Magos. Su nombre lo toma por las rejas de madera que la separan de antiguas dependencias del cabildo catedralicio.
La Puerta de Campanillas se llama así por ser la que servía para llamar a los obreros, representa la entrada de Cristo a Jerusalén, también Miguel Perrin.
De la Catedral destacan sus capillas, su imponente altar mayor, las hermosas vidrieras, el coro o, simplemente mirando al techo y contemplar las terminaciones, las nervaduras de las bóvedas.
El interior de la Catedral de Sevilla
Si hay lugar que destaca entre todos los lugares que podemos contemplar en la Catedral ese es, sin dudas, el altar mayor, inicialmente ideado por Pedro Dancart con 20 metros de altura por 18 de ancho dividido en 7 calles verticales, sobresale la central de doble anchura, 4 cuerpos de altura, dotado de un banco en la parte más baja. Muy rico el trabajo ornamental con 28 escenas de la vida de Jesucristo y la Virgen María.
Pero en el año 1550 el cabildo decide que debe tener dos calles laterales a cada lado situadas en ángulo recto anexo al conjunto inicial y ello originó un nuevo trabajo de tallado de 16 nuevos relieves con escenas del antiguo y el nuevo testamento, siendo un total de 44.
En el interior de la Catedral es muy destacado el Retablo mayor en la nave central y en un marcado estilo renacentista siendo muy valorado dentro de la Historia del Arte. Se realizó en el año 1482 en el que participaron artistas de la talla de Pedro Dancart, Jorge Fernández Alemán, Roque Balduque y Juan Bautista Vázquez el Viejo que realizó el crucificado del Millón, en el siglo XV, y que, en la ciudad, también realizó, entre otros, la imagen del Cristo de Burgos. En este retablo está imagen de la Virgen de la Sede del siglo XIII, que es la titular y patrona de la Catedral.
La segunda fase se inició en 1550 y fue completada en 1564 obra de Roque Balduque, Pedro Becerril, Juan de Villalba y Diego Velázquez, que no era el pintor sevillano aunque comparta el mismo nombre; se añadió en 1552 Pedro Bernal, Juan Reclid y a Luis del Águila en 1553, en 1554 Pedro de Heredia, Juan López, Andrés López del Castillo y en 1555 los hijos de Andrés López del Castillo.
La magnífica Capilla Real es la “cabecera” de la Catedral con una característica planta cuadrada con ábside y dos capillas laterales, si alzamos la vista observaremos la hermosa cúpula semiesférica y linterna del periodo de 1567 y 1569 obra de Hernán Ruiz el Joven.
En este punto encontramos el panteón con la impresionante urna de plata del rey San Fernando en un trabajo excepcional de Juan Laureano de Pina en estilo barroco. También encontramos los sepulcros de Alfonso X de Castilla y de su madre, la reina Beatriz de Suabia. También encontramos los restos de Pedro I de Castilla y su esposa, la reina María de Padilla, presidiéndolo todo está la imagen en marfil de la Virgen de las Batallas, del siglo XIII.
En el retablo encontramos a la patrona general de Sevilla, la imagen gótica de la Virgen de los Reyes, a la sazón patrona de la ciudad y de la archidiócesis.
En el Trasaltar son de un enorme mérito las esculturas religiosas, de santos, en barro cocido, en las repisas y bajo doseles, son 59 en una combinación de estilos tales como el gótico, renacentista y manierista, obra de diferentes etapas y artistas como Miguel Perrin, Juan Marín o Diego de Pesquera.
Virgen del Reposo, de 1575, con su Niño dormido, autoría posible de Miguel Perrin frente a la reja de la capilla Real, a ella se encomiendan muchas embarazadas para que vaya bien el parto.
Hay una leyenda que nos dice que en siglos atrás pasaba junto a sus pies un judío que blasfemaba por ser la Virgen el origen de Jesús, se dice que se convirtió al cristianismo y se arrepintió de todo lo dicho tras lo cual se dedicó a difundir la devoción a la Virgen del Reposo y la tradición con las futuras parturientas. Por todo ello se le conoce Nuestra Señora de Bienpariese.
Doña María Osorio le guardaba una gran devoción y, por ello, en 1554 mandó construir en el centro de toda esta zona, conocida como el trasaltar, una capilla u hornacina a Nuestra Señora del Reposo, bajo ella está la capilla de Nuestra Señora del Soterraño.
Impresionante es el Coro realizado con muros de cantería a los tres lados y que se ubica en la cuarta y quinta bóvedas de la nave central y el frontal está cerrado con una reja de estilo renacentista de Francisco de Salamanca en 1593.
La típica sillería del Coro tiene 127 sitiales con los respaldos de marquetería en diferentes tipos de maderas que dotan de un particular cromatismo al conjunto. En ellos es muy admirable todo los que son los relieves de escenas del Antiguo y Nuevo Testamento. Podemos ver desde expresiones dulces hasta rostros duros, grotescos.
En los tablones mayores de entrada al coro hay motivos ojivales con la separación hecha con columnas rematadas en pináculos, muy del estilo gótico.
Tres puestos principales tenemos que son los del arzobispo y sus ayudantes en un excepcional conjunto artístico de labrado, en uno de ellos podemos leer: “Este coro lo hizo Nufro Sánchez entallador… 1475”, como huela del paso de uno de los artesanos que trabajó en ellos como también lo estuvieron el maestro Pedro Dancart o su discípulo Juan Alemán que concluyó la sillería en 1511.
En el Trascoro encontramos otro trabajo barroco increíble de Miguel de Zumárraga en 1619, se concluyó en 1635 tras una década de inactividad y realizado mármoles y jaspes muy valiosos, además consta con el añadido de los adornos, en bronce, de relieves y bustos y una pintura gótica de la Virgen de los Remedios que lo preside con marcada tendencia italiana en su factura.
Una joya es su órgano, famoso mundialmente y en funcionamiento con un gran trabajo de mantenimiento por parte de los conservadores de la Catedral de Sevilla. Es autoría de Aquilino Amezua en 1901 y restaurado por Gerhard Grenzing en 1996. El anterior era de Jordi Bosch i Bernat destruido en el derrumbe de 1888, aquel era uno de los mejores órganos de Europa.
El secreto del órgano es que no es uno sino dos y enfrentados, son dos instrumentos gemelos que suenan desde el mismo teclado simultáneamente, como curiosidad decir que tiene 15.000 tubos que lo dotan de una armonía sin igual.
Cuatro son las Capillas de los Alabastros, pequeñas y muy desconocidas, de 1515, del maestro Juan Gil de Hontañón y continuado por el arquitecto Diego de Riaño, estas son la Capilla de la Inmaculada, Capilla de la Encarnación, Capilla de la Virgen de la Estrella y Capilla de San Gregorio.
La Capilla de la Inmaculada tiene un impresionante retablo de Juan Martínez Montañés, encargo de Jerónima Zamudio, el 14 de febrero de 1628, viuda del jurado Francisco Gutiérrez de Molina. Es una Inmaculada Concepción, en la realización de la misma, y debido a un pleito por los retrasos, fue cuando el célebre imaginero dijo: “será de las primeras cosas que haya en España y lo mejor que el susodicho ha hecho”. La imagen de la Inmaculada preside el retablo inaugurado el 8 de diciembre de 1631. Es conocida popularmente como La Cieguecita pues sus ojos parecen casi entornados, casi cerrados.
Simbólicamente es una Virgen Niña, de 164 centímetros con una túnica que es muy ceñida y recogida con un cíngulo que simboliza que se trata de una doncella, destaca la calidad del trabajo del manto con múltiples pliegues. Sobre la cabeza una corona con doce estrellas en referencia a las doce tribus de Israel. En sus pies, en la peana, los rostros de tres ángeles sobre un dragón es simboliza al pecado.La Capilla de la Encarnación tiene un imponente retablo de Francisco de Ocampo y Felguera de 1630 orbitando en torno a La Anunciación, llaman la atención las imágenes de San Juan Bautista, San Juan Evangelista, Santo Domingo, San Francisco y San Antonio.
En la Capilla de la Virgen de la Estrella encontramos una imagen renacentista de la Virgen obra, posiblemente, del escultor renacentista galo Nicolás de León, de 1530; el retablo barroco es de Jerónimo Franco de 1695.
La Capilla de San Gregorio tiene una imagen del santo que porta un libro, como curiosidad decir que en el mismo se ve la firma de su autor Manuel García de Santiago del siglo XVII.
En el altar de Magdalena encontramos el mecenazgo de Pedro García de Villadiego y su esposa Catalina Rodríguez, de 1537, una anécdota que encontramos es que ambos aparecen representados en el retablo (muy del gusto de la época), así don Pedro está junto a san Benito y doña Catalina al lado de san Francisco.
El motivo que representa es La Anunciación en el ático y La Magdalena a los pies de Cristo Resucitado con pinturas de un anónimo discípulo de Alejo Fernández de 1537.
Excepcional la vidriera de Arnao de Flandes, situada junto al altar, donde podemos apreciar, de forma colorista, a San Sebastián con el rostro del emperador Carlos I. Una nueva curiosidad en la Catedral es la duplicidad de este altar pues hay otro en el lado norte de la nave del crucero de la Catedral.
En el centro del retablo el relieve con representación de la Asunción de la Virgen con pinturas de San Ildefonso y San Diego de Alcalá. Los mecenas de la misma se encuentran en los bancos, son Juan Cristóbal de la Puebla y su esposa que lo dotaron en 1593.
La Capilla de San Andrés destaca por la impresionante talla del Cristo de la Clemencia de Juan Martínez Montañés, en 1603, o Cristo de los Cálices, y claro exponente de la escultura barroca muy sereno y con el detalle de tener 4 clavos fijando al crucificado al madero.
Encontramos los sepulcros góticos de Alvar Pérez de Guzmán, su padre, su esposa, Elvira de Ayala y su hijo así como cuadro de, presumiblemente, Lucas Jordán de 1700 en los que podemos ver “El traslado del Arca de la Alianza” y “El Cántico de la profética María” en acción de gracias trás atravesar el Mar Rojo. Hay, en la zona superior, una copia del Martirio de San Andrés, de Juan de Roelas, pudiéndose admirar el original en el sevillano Museo de Bellas Artes.
Hay otros muchos puntos de interés dentro de la Catedral pero, para finalizar, no se podría hacer de otra forma que no fuera visitando la tumba de Cristóbal Colón donde reposan sus restos.
Su último lugar de descanso lo tiene desde las alturas que le proporcionan cuatro monumentales pajes que representan los cuatro reinos de España que existieron en vida de Colón, estos son: Castilla, León, Aragón y Navarra.
La tumba fue una de las últimas incorporaciones a la Catedral quedando ubicada en 1.899 bajo diseño del escultor Arturo Mélida. Pocos saben que, originalmente, se situó en Cuba, en La Habana y fue trasladada a Sevilla tras la pérdida de las colonias en 1.898.
Colón murió en Valladolid en 1.506 siendo trasladado a Sevilla por órdenes de su hermano Diego. En 1.542 sus restos son trasladados a Santo Domingo (República Dominicana), en la Catedral de Santa María, donde estuvieron 200 años para pasar a Cuba hasta 1.898 en el que regresan a Sevilla.
La Catedral de Sevilla es un monumento que es visitado por millones de personas al año, en pleno casco histórico de la ciudad y cerca de lugares tan emblemáticos como el Barrio de Santa Cruz o monumentos como los Reales Alcázares o su inseparable Giralda. Contemplar todo lo que tiene que ofrecer al visitante es un deleite para la vista y el alma, como no podía ser menos en un templo de esta categoría y significación. Imprescindible para todo visitante.
Giralda, la Torre de Sevilla
La Giralda es el monumento más característico de la ciudad de Sevilla ubicándose junto a la Catedral y siendo el perfecto campanario de la misma.
Tiene un curioso pasado que la ha llevado a ser una simbiosis estilizada de la cultura musulmana y la cristiana.
La Torre de Sevilla tiene un pasado árabe allá donde era un antiguo alminar que estaba ubicado junto a la Gran Mezquita a finales del siglo XII. Así dos tercios de la misma son de un carácter almohade mientras que toda la parte alta es de arquitectura cristiana pues fue la base del campanario que, en la actualidad puede observarse.
Rematando la torre se encuentra la esfera sobre la que se apoya el elemento más representativo de la misma como lo es la figura del Giraldillo –con unas dimensiones de 7,69 metros- que, realmente, representa el Triunfo de la Fe y que es una veleta, precisamente es figura la que da nombre a la torre pues como veleta que es gira y de ese giro, a merced del viento, es el Giraldillo y de este la Giralda.
Hay que saber de ella que hasta no hace demasiado tiempo ha sido la construcción más alta de Andalucía con sus 104,1 metros de altura. Comparada con otros monumentos de Europa, a modo comparativo, encontramos que la Torre de Pisa (Pisa, Italia) mide 55,8 metros o el Big Ben (Londres, Reino Unido) que tiene 96,3 metros.
Tiene la protección estatal al ser declarada, el 29 de diciembre de 1928, Patrimonio Nacional y en 1987 como Patrimonio de la Humanidad.
Periodos de la Giralda
Siendo Sevilla capital de Al-Ándalus tenemos que una etapa es aquella en la que se produce la construcción de los edificios más característicos de esta etapa, de ella es la mezquita mayor que sustituye a la que estaba en la Plaza del Salvador, era el siglo XII, el año 1172.
Fue el califa Abu Yaqub Yusuf el que ordenó, el 26 de mayo de 1184, la construcción del alminar de la mezquita. Con la muerte de Yusuf se prosigue el proyecto bajo el mandato de su hijo y nuevo califa, Abu Yúsuf al-Mansur (Muminin).
El 10 de agosto de 1184 se continúa el proyecto original que debía mantener unido el alminar a las murallas de la alcazaba. En su cimentación se daba una profundidad de 3,60 metros que hoy es visible la parte de 3 metros de sillería que salen de la acera más serie de aras de mármol de época romana que son muy visibles en su base.
Allá por el 2 de marzo de 1188 y el 18 de febrero de 1189 las obras se detuvieron cuando fue destituido Ibn Saíd, que era el almojarife encargado del registro de los gastos y le sustituyó Abu Bakr. Destaca en la construcción la aportación del alarife Alí al-Gumari (Alí de Gomara) y la muerte de Ibn Basó. En esta época se decide seguir con las obras del alminar con ladrillo a partir del zócalo de piedra aunque hubo muchas interrupciones en la edificación de la misma.
Sería el 19 de junio de 1195 cuando el emir Abu Yaacub al-Mansur vence en batalla al rey castellano Alfonso VIII en Alarcos y a su regreso a la ciudad manda que se coloquen unas grandes esferas de bronce dorado que remataron la parte superior del alminar siendo colocadas el 10 de marzo de 1198.
Se trataba de las populares “cuatro manzanas”, el yâmûr, que estaban insertadas en un troncó y que se decía que su brillo se veía desde 40 kilómetros de distancia.
Los Cuerpos de la Giralda
Entre los cuerpos destaca el primero de ellos con 50,51 metros de alto y una planta cuadrada de 13,61 metros de ancho. El segundo cuerpo tenía 14,39 metros de alto y su planta era cuadrada de 6,83 metros de ancho rematado con una cúpula y sobre esta el yâmûr
Cuando la ciudad es conquistada por Fernando III “el Santo”, en 1248, se decide consagrar la mezquita en templo cristiano y en la torre sustituir el yâmûr para poner una cruz y, bajo ella, una veleta, si bien es cierto que el yâmûr no se llegó a retirar.
Con motivo del terremoto del 24 de agosto 1356 se produce la caída de la espadaña con las “cuatro manzanas” y se decidió poner en su lugar una campana y una cruz siendo ya el primigenio campanario.
Como curiosidad hay que indicar que la torre, el alminar, estuvo a punto de ser derribada pues no aparece en el plano original –el único que se conserva de la catedral- en la que no aparecía pero que no se destruyó por dos razones: economía y prisas por inaugurar el templo cristiano.
Otro detalle curioso es que la Giralda estaba decorada por una serie de pinturas como lo eran los frescos de Luis de Vargas que datan de los años 1553 a 1558, así bajo el primer balcón encontramos que estaba la Anunciación (cara norte), en las zonas de estuco que escoltan a ese balcón encontraríamos a San Isidoro y San Leandro y las Santas Justa y Rufina al otro. Encima Cristo Crucificado con la Virgen María y San Juan Evangelista así como otras pinturas de santos.
Igualmente se ha descubierto, en recientes rehabilitaciones , que tenía adornos en policromía con tonos rojizos que se habrían perdido con el paso del tiempo.
Hernán Ruiz sería el encargado, en 1556, de sustituir a Martín Gaiza y que renovará la torre añadiéndole un cuerpo de campanas.
Se dice que la Giralda tiene otras torres gemelas como la que encontramos en Marrakech, Kutubia o la de Rabat, pero estas son de mampostería y la Giralda es de ladrillos.
Nombres de las campanas
De entre los cuerpos de la Giralda tenemos:
- 1.- Cuerpo de campanas.
- 2.- Cuerpo del reloj.
- 3.- Cuerpo de las estrellas.
- 4.- Cuerpo de las carambolas.
- 5.- Penacho.
- 6.- Esfera.
- 7.- Giraldillo.
También se puede leer la leyenda o inscripción: «TURRIS (E) – FORTISSIMA (S) – NOMEN DNI (O)- PROVERB” («La torre más fuerte es el Nombre del Señor»).
Llamativas con las jarras de azucenas obra del fundidor Bartolomé Morel del 28 de febrero de 1568, realizadas en hierro y bronce, diseñadas por Hernán Ruiz inspirado en un artefacto para estudiar los vientos que se llama eolípilas.
Todas las campanas de la Giralda tienen nombre, son 24 en total, 18 de ellas de volteo, 6 de badajo y es la catedral que más campanas tiene de España; 13 tienen nombres de varones, los santos varones: San José, San Sebastián, San Laureano, San Isidoro, San Hermenegildo, San Juan, San Pablo, San Pedro, San Fernando, San Juan Bautista, Santiago, San Cristóbal y San Miguel); 9 de de mujer: Santa Cecilia, Santa Justa, Santa Rufina, Santa Lucía, Santa Florentina, Santa Bárbara, Santa Inés, Santa Catalina y Santa María la Mayor); las dos restantes son las de Todos los Santos y la Santa Cruz.
La mayor de todas, la de Santa María la Mayor, pesa 5.362 kg y la más pequeña, la de Santa Cecilia 138 kg. La campana más antigua es del siglo XV (la de Santiago es de 1438), las más modernas seis que fueron refundidas en el año 1998.
José Gestoso en “La venerable imagen de la Virgen del Olmo con noticias históricas de la torre de la santa Iglesia Catedral donde se halla colocada”, que dice así:
“Desde esta parte comienza la obra grecorromana que consta de tres cuerpos arquitectónicos, el primero tiene sus cuatro fachadas el mismo ancho que la torre, es donde se hallan las campanas. En el interior, debajo del arco del medio que mira al norte, y es la cara principal, está la Mayor, llamada Santa María; y a su espalda, en el frente que mira al sur, está del mismo modo la segunda, que se llama San Miguel. En los cuatro ángulos, están otras tantas de esta manera: a la derecha de la Mayor, Santiago; a la izquierda, Santa Cruz. Las otras, en la fachada norte, Santa Ruina, San Hermenegildo; la Mayor, San Juan Bautista y Santa Lucía; en la de levante, San José, San Laureano, San Pedro, San Juan Evangelista y Santa Inés. Al mediodía, Santa Bárbara, San Isidoro, San Miguel, San Pablo y Santa Cecilia; al Poniente, Santa Justa, San Fernando, San Cristóbal, San Sebastián y Santa Florentina. La del Reloj se llama San Miguel de las Victorias, y completa el número de las veinticinco; y en uno de los cuatro arcos que tienen el segundo cuerpo, que es donde se halla ésta, se encuentra también la Matraca, que se toca solamente en los días del Jueves, Viernes y Sábado Santo”.
Réplicas de la Giralda
Encontramos réplicas de la Giralda de la localidad tarraconense de Arbós, Carmona, en Badajoz, en Kansas, en Miami, la desaparecida de Nueva York (Estados Unidos), Lovaina (Bélgica) o en San Juan de Puerto Rico (Puerto Rico).
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